VERGUENZA EN LOS ESTADIOS

Estoy indignado con lo sucesos que en últimamente están ocurriendo en los campos de fútbol. Esta claro que esto ocurre en todos los deportes, pero da la casualidad que por la relevancia que tiene este deporte, se le da mucha más publicidad, tiempo y espacio en los medios de comunicación.

Estoy muy cansado de que todos los dirigentes resten importancia a lo que ocurren en sus campos, porque según ellos, “son un reducido grupo que en ningún momento representan a la masa social de su club”. Me hace mucha gracia porque todos dicen que no eran socios, que estaban bebidos, etc.

Vayamos por partes, la mayoría de la gente que lía estos altercados son grupos “ultras” de derechas o izquierdas, es decir analfabetos que siguen a un pastor que siendo tan analfabeto como ellos, o más incluso, va de ilustrado, y de gran seguidor del equipo de sus sueños.

Todos estos grupos se sitúan en zonas específicas del campo, agrupados, porque en solitario no son nadie y huyen como hienas cobardes. Esos grupos en casi todos los casos están parcialmente subvencionados por los clubes a los cuales apoyan. Les garantizan entradas, les abaratan los desplazamientos, les dejan locales en los estadios para guardas sus emblemas, etc.

Es la leche vamos. No dejan de perjudicar a los equipos, y en lugar de no dejarlos entrar en los estadios o rodearlos de vigilancia para tenerlos controlados se les dan facilidades. No se yo quien es más delincuente, si la escoria que se esconde en esa multitud o el dirigente con chaqueta que sale en los medios de comunicación quitando hierro al asunto.

Pero no hay que irse a estos grupos para encontrarse a pequeños “talibanes”, no exagero, porque delincuentes así no solo los ahí en Irak, ¿cómo definirían ustedes a un señor (por llamarlo así) que desde una tribuna a 15 metros de altura, escondido en el anonimato de una multitud lanza una botella llena de agua a un árbitro? Que son malos esta claro, pero eso no lo hacen (afortunadamente) cuando sus jugadores fallan un gol claro.

Y en el estadio del Córdoba lo he visto con mis propios ojos. Y pongo el ejemplo de mi equipo, pero vale para todos. No quiero que me tachen de “anti-cordobesista”, cito a mi club pero repito que es extensible a todos los demás. Y no me vale que me digan que son cuatro personas. Yo pude ver treinta botellas caer desde mi sector, por no hablar de las que cayeron de la tribuna de enfrente. Y no eran “ultras”, o mejor dicho, lo eran pero camuflados. ¿Para qué tenemos cámaras en los estadios? Yo pensaba que era para detener a estos delincuentes, antes incluso de que hagan blanco, porque sino luego lo pagamos todos los demás.

Y para finalizar quisiera decir al 80% de los aficionados de mi equipo, y a los del resto de ellos, que si saben lo que en el precio de una entrada o abono está incluido. Les aclaro que decir “hijo de puta” a un árbitro, escupirle cuando se retira, gritar “qué se muera” cuando un rival esta en el suelo, hacer el “uuuuu” cuando viene un jugador de color, gritar “asesinos” a los aficionados de los equipos vascos, estar como locos al grito de “puta Sevilla, puta canal sur”, etc, no esta incluido en el precio. Piensen si eso se lo harían a alguna de estas personas si os las encontrarais a solas en la calle. Seguramente te callarías, pues por favor respetemos este deporte y pensar que el que se sienta a tu lado, del cual eres su espejo, es en muchas ocasiones tu hijo.